jueves, 22 de mayo de 2008

VIVIR



Qué difícil es,
estando en el campo de batalla,
permanecer en pie y ser valiente,
olvidar el pasado y el presente
y mantener la vista al frente.

Qué difícil es
sostener con firmeza una espada
cuando las fuerzas no son suficientes,
sintiendo el dolor en tus carnes
por viejas heridas que siguen abiertas.

Qué difícil es
reconocer que has caído
y, conservando el sabor a sangre en los labios partidos,
encontrar en tus entrañas el coraje necesario
para erguirte y encarar de nuevo al adversario.

Qué difícil es
batirse en duelo con un enemigo que comparte tu piel,
cuando a falta del último golpe,
vencedor y vencido, encontrados en una mirada,
comprenden que son uno mismo.

Qué difícil es,
estando en un páramo a oscuras,
diferenciar la razón de la locura;
recordar que la libertad impulsa tu vida
y, con un grito de amor,
anunciarle que has vencido,
que sólo por ella has podido.

(s_gg)

(Recuperado de mi antigua calle
de la misma forma en que hoy,
mi memoria,
lo rescató de días ya vividos)

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