sábado, 7 de marzo de 2009

MO CUSHA


Mi vigésimo cuarto cumpleaños coincide con su quinto mes y el tercero que pasamos juntas. Desde el primero de los días compartidos, fue alegría para mí, y su compañía, una razón más por la que sonreír.

De ella, qué decir, le encantan mis calcetines de colores y los yogures de todos los sabores. Se entretiene jugando con mis despistes para robar los peluches de mi cama, pero es mucho más que eso lo que ha hecho suyo. Es ya parte de mí, Mo Cusha.

Se llama Asia, que en un dialecto árabe significa Medicina (igualmente, uno de los principales motivos de felicidad en mi vida).


(Soraya_GG)



lunes, 16 de febrero de 2009

Amapolas, lavanda y viento




Me gusta ese lugar. Algún día iremos allí, pero antes quiero que lo imagines, quiero que cuando lo dibujes en tu mente no temas derrochar color, ni tampoco olores o sonidos. Empezaré por estos últimos.

Allí se escuchan… espera, debes cerrar los ojos, sólo escucha mi voz… creo que esta será la vez que más cerca de mí estés… disculpa, ya continúo, como decía, allí los sonidos abundan y la causa de casi todos ellos es el viento. Este imprime aleatoriedad a la posición de las hojas de los árboles que se mueven susurrantes, confesoras de recuerdos a veces, entrometidas otras en los momentos de desasosiego, de dudas pero siempre delicadas y en armonía.

Los árboles no abundan, no impiden contemplar el horizonte ni lo sesgan. Estos se localizan próximos a las casas dispuestas previamente a este claro, a este lugar alejado de olor a combustible, de relojes apresurados, del gris que pinta las fachadas de los edificios los días de lluvia, un espacio delicado que recuerda que en nuestro interior la paz siempre dispone de un reservado. Pero hay un árbol que se aleja de los demás, no mucho, no más de una canción. Lo suficiente como para poder cultivar un mundo de sueños a su alrededor, dejando a la fantasía hacer mientras permanecemos echados en la sombra que nos regala.

El viento, que quizá sea más una brisa, arrastra el espíritu una vez relajado nuestro sentido y juega a mezclarlo con el violeta que cubre la tierra, de una intensidad sólo igualada por el aroma, que es capaz de embriagar. Quizá ya imagines que las responsables de tal delirio para los sentidos sean lavandas. Estás se extienden hasta donde alcanza la mirada sólo compartiendo protagonismo con grupos de amapolas, que en su contraste con el tono violeta que predomina, evocan esos momentos tan vitales, tan nuestros y tan intensos que guardamos para nosotros y de los que nunca hablamos, ya que las palabras no son suficiente para expresar su medida, su desmedida intensidad.

Ahora abre los ojos, ¿oliste el violeta de las lavandas? ¿caminaste sobre el viento? ¿te dejaste inundar por la leve brevedad de las amapolas, cual suspiro de esperanza o placer? Si todo esto ocurrió, habrás estado allí, no habrá sido una ilusión, ni un sueño.

Amor mío, esto es la vida. La vida es el sueño que eliges al cerrar los ojos.


(Soraya_GG)

jueves, 12 de febrero de 2009

Retrato de un ideal

Sólo era una foto. Sólo pero bastante. No tenía color, no cumplía lo que dictan sobre el enfoque los entendidos en la materia, pero no se podía mejorar. Bastaba. Bastaba para preguntarse por qué, para no comprender nada una vez comprendido lo suficiente, conocida la verdad, para gritar basta.

Se trataba de un retrato, el de la fuerza de un hombre débil, una fuerza que no es contenida por el cuerpo sino por el alma.

El alma entendida como aquello que es razón de una vida, que resume todo lo que nos hace sentir el movimiento (la posibilidad o necesidad de cambios), eso que nos aleja del hastío de la nada es lo único capaz de contener fuerza en lo que al ser humano se refiere, lo único que permanece de él, testigo de lucha, un sigo después, en este caso.

El cuerpo, por el contrario, es efímero y perturbable, incapaz de permanecer y de fuerza o consistencia limitada. Empieza y acaba. La causa de que el hombre entendiéndose este como ente, sea débil.

Sólo era una imagen, conteniendo sólo a un hombre, uno de esos que no teme enfrentarse a un imposible, a repetir una y otra vez lo que otros juzgan absurdo por un ideal posible. Pero esta imagen no mostraba un hombre solo, sino que aunaba su voz con la de otros, de nombres conocidos o acogidos por el anonimato, que también se atrevieron a soñar y creer que un mundo mejor era posible. Por esa razón, este retrato hoy no tiene nombre, porque mañana, al igual que ayer, ese ideal renacerá, incesante e incansable, dando vida a otros hombres débiles.

(Soraya_GG)

lunes, 2 de febrero de 2009

One way, wrong way


La media noche la había pasado hacía tres horas de distancia, y ahora, sentada en el pasillo de su casa, iluminada únicamente la estancia por el rojo que quema el tabaco contenido en un pitillo, pensaba, como si estuviera en un bar de carretera, sosteniendo uno de esos whiskies baratos que sirven en vasos sin fondo, que tenía muchas cosas en que pensar, pero sin hacerlo de ninguna de ellas…

Las carreteras son infinitas, los cruces de caminos inoportunos, como las dudas en los momentos importantes de la vida, en aquellos que exigen una decisión, elegir la dirección en que conduciremos, dando igual que pensemos que las señales de tráfico que sentencian “one way” deberían continuarse con otras dos palabras “wrong way”.

“Otro cigarro, esta noche acabaré por llenar mi vida de cenizas” pensó, “puta realidad, es mentira eso de que nosotros escribimos el guión”. Se acercó a la ventana, una calle estrecha mal iluminada se interponía entre ella y el bloque contiguo. Persianas bajadas y una farola que lucía seleccionando momentos eran el único atrezzo de su escena, tan ambicioso como la perspectiva con que miraba su futuro.

Quería música, necesita movimiento, aunque últimamente bailar sola se había convertido en una costumbre. Tardó unos segundos en encontrar aquella canción de ritmo tejano aunque letra no forastera en el reproductor de bolsillo, que por varias veces la susurró a sus oídos.

Un último trago fue necesario y suficiente para hacerlo, necesitaba sentir en su garganta el mismo fuego que hacía arder su presente. Cogió las llaves, se puso la chupa reservada para los días sin ganas de vestirse de chica y recorrió, sin saber si sería la última vez, un camino que conocía bien.

La puerta del portal estaba abierta y con mayor apremio que el tiempo, alcanzó la última parada de aquella noche. Tocó el timbre y la impaciencia le hizo golpear la puerta un par de veces. Esta se abrió.

“No hay palabras”, dijo. No pudo evitar apartar la mirada, sabía que de otra forma, aquellos ojos que ante ella buscaban una explicación le golpearían con una mirada tan intensa que acabaría por derrumbarla. “Dilo”, ese imperativo la dejó fuera de juego. “¿Qué quieres que diga?” fue lo único que consiguieron esbozar sus labios. Fue entonces cuando una mano comprensiva alcanzó la suya, un suave roce con sus dedos eligió el camino opuesto a la gravedad hasta alcanzar su mentón, animándola a levantar la cabeza, al encuentro de sus ojos. “Sólo tengo un puñado de sueños, que a ratos se quiebran en trizas, y un sentimiento muy fuerte que lleva tu nombre. No es mucho, pero también puedo ofrecerte abrazos infinitos y viajes a la luna cada noche. Además sé curar con besos las heridas y como compañera, mi lealtad no tiene límite”.

El recorrido de aquella noche lo anduvo tantas otras veces que es imposible enumerarlas. Desde entonces supo que sólo aquello que nos negamos, que no nos permitimos sentir o vivir es imposible.

(Soraya_GG)
("One way, wrong way" en lenguaje no forastero, como digo en el texto, equivale a "dirección única, dirección equivocada")






martes, 27 de enero de 2009

Pensando sólo en él



Camisa blanca de la sección de caballero,
ojales pares abrazando botones que no lo son,
braguitas negras, calcetines de algodón desgastados,
un lienzo esperando ser pintado
y un café americano en la mano que no sostiene la paleta.

Un viejo trapo, el que siempre recoge las lágrimas teñidas del pincel,
recuerda que los colores se mezclaron en un tiempo pasado;
pero ahora todo es más simple,
predominan los tonos suaves y las pinceladas leves,
evocando paisajes desde la distancia,
un impresionismo que poco impresiona ya.

Se aproxima a la ventana, como la primavera.
En el cristal se refleja el cuadro que decorará alguna pared,
que ocupará algún hueco que desconcierta y rompe la tranquilidad;
y así, abandonada su mirada en una realidad especular,
se pregunta si ese lienzo no estaría ya pintado,
si el destino, la vida o cómo se llame no estará ya trazado.

En su mente, Otto* arroja aviones de papel que no la alcanzan;
en su pecho, su corazón, lejos de amar, sufre de amargura;
y es que el mundo que soñó a su lado aún no ha empezado,
aún no ha conseguido inventarlo,
porque los colores intensos necesarios para pintarlo
sólo puede encontrarlos en él, en su mirada,
la única capaz de hilar correctamente los fragmentos
de ese mundo soñado pensando sólo en él.

(Soraya_GG)(se lo dedico a él, que aún no sabe que lo es)

*Otto, en la película “Los amantes del círculo polar”,
de Julio Medem, lanzaba aviones de papel en los que
podía leerse la frase de amor más bella jamás escrita.
Me gustaría escribir aquí una cita de la misma película
que, desde mi punto de vista, puede detener el tiempo,
“y nunca he tenido el corazón tan rojo”.

martes, 20 de enero de 2009

À propos de...




“A propósito de…”, sí, así deberían comenzar todos los discursos, todas nuestras acciones, todos nuestros recuerdos… la razón, por más que busco en mi vida, pues no me atrevo a hacerlo en la de los demás ya que la mía me basta para saberme perdido, ningún recuerdo hallo que no haga memorable su existencia.

Un segundo, por favor, déjenme explicarme, aunque no les pido que guarden silencio, el silencio no es más que una mirada embelesada dedicada a una pared en blanco a menos que sea compartido. Y los silencios compartidos hacen más ruido que los cañones, así que por favor, no guarden silencio.

Como les decía, y disculpen las interrupciones en mi discurso… cosas de la edad… sólo permanecen en mi mente aquellas imágenes y en mi corazón aquellos sentimientos que como cuadros pintados hace incontables años, llenan el finito pasillo de la galería que para estos ojos cansados es ahora mi vida.

Cada lienzo, cada pincelada gruesa -porque créanme que cuando aprendí a vivir, cargando ya más de medio siglo a mi espalda, todas las pinceladas derrochaban color, vehementes los trazos cual Van Gogh enloquecido, vivo- , es un porqué, una razón, un acto consecuente… “a propósito de…”

Porque nunca recordaría un atardecer tan rosado como el vino si no lo hubiera visto en su mirada, si no me hubiera emborrachado con sus risas y recuperado la cordura deseando que ese respirar, el de mi compañera y amada, se prolongara por más tiempo que el mío. Porque la primera vez que volé fue en una caja de cartón llevando de copiloto a mi hijo. Porque cuando más insignificante me sentí fue ante la inmensidad del mar, de un mar bravo como un toro, bajo un cielo encapotado amenazando tormenta.

Estas pocas imágenes, y el resto que completan mi pinacoteca personal, son los porqués a propósito de los cuáles he vivido y vivo.

Sí, son todos estos porqués los que hacen que esta cara llena de arrugas, dibuje constantemente una sonrisa. Y no asocien sonrisas y felicidad o las lágrimas con lo contrario, ya que de hacerlo el pastel quedaría con un gusto difuso. Sonrisas, lágrimas… son emociones y la tristeza, qué les puedo decir, muchos la habrán probado. La tristeza es sólo un estado emocional, transitoria como las tormentas, dolorosa como si te alcanzase un rayo, pero aún así, aún en la más fuerte de las tempestades, puede haber felicidad, porque ella es un estado del alma, y esto, señores, es constante. Podemos llorar por el compañero perdido -la mitad nuestra arrebatada- , perder la cordura tratando de entender cómo se altera el curso natural desgarrados por la muerte de un hijo, sentir desolación ante un bosque reducido a cenizas o un mar teñido de fuel… en definitiva, podemos abandonar el sentido empujados por la ira que genera la impotencia, pero al cerrar los ojos por siempre escucharemos su voz o sentiremos sus labios, les veremos hacer castillos en la arena, nos llenará de fuerza el golpe de cada ola contra el más vetusto de los acantilados…

Señores, les ruego un instante más, pues el final apremia. Si al cerrar los ojos sólo ven oscuridad, no habrán vivido.

(Soraya_GG)
(La música que acompaña es de Narciso Yepes, Romance Anónimo)

viernes, 12 de septiembre de 2008

De S a P (y a otros que siguen a su bola)



"De todos tus post es el que más me ha gustado, no sé si será el mejor de los que has escrito, pero me da igual.Tampoco tengo claro que lo haya entendido bien y si entenderlo bien implica entenderte a ti, pero me da igual.

'Me da igual', últimamente es la constante en mi vida, lo único que sé de mí.

Da igual saber quién es uno o no, da igual el número de etiquetas que nos hayamos puesto, no sabremos por ello más de nosotros mismos.

Paciencia, a quién pedírsela si nosotros la cambiamos hace tiempo por demencia. Si hay que vivir como locos, mejor enloquecer.

Me alegra que sigas escribiendo."

(Soraya_GG)

(Imagen tomada en el Cabo de Peñas a mediados de julio. Una parte de mí quedó allí, desconozco cuál. Volveré algún día de tormenta para saber qué me robó y qué me traje)

(De fondo Amaral dice ' y yo sigo a mi bola...')

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Echarla de menos



Se levantó manteniendo la copa en la mano y con un cortés gesto de caballero, que para el corte de pelo que llevaba era bastante adecuado, me invitó a bailar. No hubo palabras. Ni entonces ni después.

La canción que bailamos era alguna que sonaba en su cabeza, que marcaba un ritmo lento y obligaba la proximidad de los dos. Nada tenía que ver con lo que se escuchaba en aquel momento en el lugar.

No sabía qué hacer. Me dejé hacer. La dejé hacer.

Apenas un minuto después, cuando ya empezaba a cansarme de tanta tontería, note sus labios suaves en el cuello y la humedad de sus besos eligió la dirección opuesta a la de la gravedad.
La abracé fuerte, el par de ases que guardaba en el bolsillo acababa de perderlos. Una vez más, mis intenciones yacían en el fondo de algún vaso olvidado y todos los recuerdos en el corazón me causaban dolor. Apoyada su cabeza en mi hombro, sólo existía su cuello infinito y el calor de una mirada que ahora era inalcanzable, como los últimos dos años lo había sido. Cómo hacer de nuevo mía la tierra de sus ojos, cómo romper la medianoche y volver a aquellos tiempos. Vivir su verdad.

No tengo remedio. Sólo queda echarla de menos.

Y así, bailando sobre el siempre improvisado escenario que reserva la vida para estos momentos, cerramos el local.


(Soraya_GG)

(La canción en su cabeza, me la reservo)

HOY



Son las tres y diez.
Sentada en el portal de tu casa
espero verte llegar.
Aún nos quedan locuras por hacer,
errores por cometer.

Olvidamos los remedios
para los días fríos,
descuidamos con intención
suavizar los golpes con talco.
Nos quedamos sin consuelo,
nos perdimos recorriendo calles sin salida.
Vestidos de extraños,
inventamos historias que no eran la nuestra.

Ya es demasiado tarde para todo,
se paso la hora de lo nuestro,
demasiadas noches negras en silencio,
mil viajes suicidas contra el sentido.

Los sentimientos y el orgullo,
se ahogaron hace tiempo en alcohol.

¿Qué queda ahora? ¿Qué quedó de los dos?

Son las tres y diez.
Quiero verte aparecer,
devolver aquello que sin ser nuestro,
nos quedamos. Palabras.

Quiero mirarte a los ojos,
voy a perderme de nuevo,
seguir sin rumbo.

Hoy quiero invitarte a venir.
Hoy siento que te quiero.

(Soraya_GG)

sábado, 9 de agosto de 2008

EL NUESTRO


"Estás sentado delante de mí, como muchas veces ya lo has estado, como otras muchas lo estarás. Cambia que hoy no atiendo a tus palabras, no me importa lo que estás diciendo, no más que tu respiración que desde anoche es lo único que escucho, que deseo escuchar. Pero no soy buena disimulando y pronto lo notarás, y a mí sólo me quedará mirar hacia otro lado para no confesarme, para no confesarte lo que ya sabes.

Que me quedaría a vivir en el brillo de tus ojos porque es donde encuentro todos los silencios que comparto contigo, que sólo tú conoces tan bien como yo, que se suman de la misma forma en que lo hacemos el uno con el otro.

Un silencio. El nuestro. Que dura toda una vida cuando acostada a tu espalda aguardo un nuevo día y otros, abarca sólo lo que tarda en alcanzar el suelo un vestido cuando, desde los hombros, se deja caer. Aquel que mientras nos besamos dibuja un abismo tras los labios haciendo que todas las formas de querer no sean suficientes para saciar el corazón. El mismo que detiene el tiempo cuando yo cambio mi vida por tu cuerpo con el único deseo de oler tu piel. Ese que llena de calma el alma cuando después de desordenar las sábanas únicamente queda la verdad de tu mirada.

Confesarte lo que ya sabes, lo que sólo tú entiendes cuando yo decido olvidar las palabras."

(Soraya_GG)

viernes, 4 de julio de 2008

Unos cuantos momentos y yo


Se sumaron todos los ruidos y ya sólo se escuchaba la oquedad que alberga siempre al silencio. No había nada. Tampoco nadie, tal vez ni siquiera yo. El sol estaba a punto de morir, como cada noche, y yo, a punto de salir a tomar una copa, en su memoria. Pero aún perduraba el cadalso que, en honor no sé a qué, parecía prolongarse más de lo habitual, dejando que sus rojos y morados jugasen libremente a ser aurora boreal en la pared.

Sentada en el suelo, para no perder el contacto con la realidad, fumaba, para perderme siguiendo las caprichosas formas que adoptaba el humo, que inevitablemente evocaban en mi mente ángulos imprudentes que nombres para siempre ya ausentes habían dibujado sobre el colchón.

Y ahí estábamos, una vez más, perdidos entre cóncavos y convexos, yo y unos cuantos momentos, entendiendo que las cosas ya no son lo que eran, pero que son lo que son.

(Soraya_GG)
(Escuchando una canción casi ya por mí olvidada con la que tropecé hace un par de días gracias a Iraultza, How you see the world, de Coldplay)


jueves, 3 de julio de 2008

Ese nuevo mundo tuyo


Todas las olas del mar
tienen por puerto tus labios
y yo, que en ellos atraco mis deseos,
los tomo por destino
y me dejo conquistar por su tierra,
tu tierra,
para descubrir un nuevo mundo,
el tuyo,
que por bandera lleva el calor de un suspiro
y como himno, la realidad desgarrada,
la fuerza de un amor no contenido,
que no se da por vencido,
que no se ahoga en las tormentas de la vida,
ni marchita a su deriva,
pues aunque no entiende de nortes ni estes,
tiene rumbo,
uno siempre fijo en el presente,
en ese que incapaz de aguantarse,
inaugura días y días,
que brillan cada vez más
gracias a la alegría contenida en las esquinas
de ese nuevo mundo tuyo
hecho a mi medida.

(Soraya_GG)

miércoles, 2 de julio de 2008

Suspiros pares



Ella hablaba de barcos y mares,
también de faros a veces,
y pintaba con sus palabras verdes campos
que atravesaba a caballo,
espada en mano,
defendiendo sueños imposibles.

Él sólo escuchaba sus palabras pares,
porque mientras pronunciaba las que no lo eran,
esas que poco saben de rimas asonantes o consonantes,
acariciaba con su imaginación aquellos pedazos de su piel
que tan inalcanzables permanecían aún.

Y así, mientras recorrían distintos lares,
luchando en batallas tan alejadas,
acababan siempre por encontrarse en una mirada,
una en la que ambos se sentían vencidos,
derrotados y desarmados,
para acabar desvestidos contando suspiros
en su mundo compartido.

(Soraya_GG)

sábado, 24 de mayo de 2008

Fondo y forma



"En ocasiones ocurre que unas pocas palabras, aunque sí bien escogidas, bastan para demoler pensamientos y creencias fuertemente cimentados en nuestro interior. Este es uno de esos casos."

De esta manera comentaba ayer una entrada antigua en el blog Diario de una obsesión.

Volviendo sobre ese pensamiento, opino que sucede así porque la importancia de todo aquello que realmente la posee permanece en la esencia de lo que es, no en su forma.

La forma es algo efímero, perecedero y, en consecuencia, carente de valor. Por el contrario, es el sentido o el fondo de las cosas lo que les hace poseerlo.

Siguiendo esta idea, decir que uno puede vivir la vida desde fuera, quedándose en la superficie de cuanto le rodea, ya se trate de acontecimientos cotidianos, personas (aquellas con quien compartimos nuestra vida o sólo un momento), experiencias vitales... o sumergirse en ella cerrando con fuerza los ojos, porque lo verdaderamente importante es invisible a estos.

(s_gg)
(En la entrada a la que me he referido en el texto podía leerse: "¿Alguna vez fuiste tan feliz que llegaste a creer que el resto de tu vida serías incapaz de mejorar lo que conseguiste?")

jueves, 22 de mayo de 2008

VIVIR



Qué difícil es,
estando en el campo de batalla,
permanecer en pie y ser valiente,
olvidar el pasado y el presente
y mantener la vista al frente.

Qué difícil es
sostener con firmeza una espada
cuando las fuerzas no son suficientes,
sintiendo el dolor en tus carnes
por viejas heridas que siguen abiertas.

Qué difícil es
reconocer que has caído
y, conservando el sabor a sangre en los labios partidos,
encontrar en tus entrañas el coraje necesario
para erguirte y encarar de nuevo al adversario.

Qué difícil es
batirse en duelo con un enemigo que comparte tu piel,
cuando a falta del último golpe,
vencedor y vencido, encontrados en una mirada,
comprenden que son uno mismo.

Qué difícil es,
estando en un páramo a oscuras,
diferenciar la razón de la locura;
recordar que la libertad impulsa tu vida
y, con un grito de amor,
anunciarle que has vencido,
que sólo por ella has podido.

(s_gg)

(Recuperado de mi antigua calle
de la misma forma en que hoy,
mi memoria,
lo rescató de días ya vividos)

lunes, 29 de octubre de 2007

Este invierno

Y cerrar la mano notando como cae la arena,
como apenas nada queda;
así pasen los días,
así transcurra una vida...
al tiempo que nos lleva la marea.

Y comprender que los recuerdos
no sacian las hambrunas presentes,
que cada tiempo custodia sus momentos
y nosotros todos los perdemos,
porque para conquistar nuevos parajes,
para perderse una vez más
en paisajes esculpidos en ojos desconocidos
es mejor viajar sin equipaje.

Y notar los dedos fríos
porque lejos queda tu cuerpo;
y el invierno incomprensible
no olvida esa cita nunca aceptada
en mis labios secos;
y yo, incorregible,
de nuevo me mojo sin ti bajo la lluvia.

(S_gg)

(Escuchando Quique González - Salitre,
descubierto gracias al blog de Iraultza, Duermevela)

martes, 23 de octubre de 2007

Pensando en ti


Estoy pensando en ti
porque un tiempo que aún
contarse en días puede
parece ya toda una vida.

Estoy pensando en ti,
en estos cinco años apenas transcurridos,
llenos de momentos y sueños que
por compartidos, saben mejor.

Estoy pensando en ti,
en esas ocasiones en que me haces sonreír
cuando el sol para mí aún no ha salido
y me cuesta encontrar la luz.

Estoy pensando en ti,
en las palabras difíciles de pronunciar,
en aquella madrugada de septiembre,
en tu apoyo incondicional y comprensión.

Estoy pensando en ti
y lamento no saber
cuál es la mejor forma de actuar
cuando tú lo pasas mal;
sentir que nada puedo hacer
ante eso que más te hace sufrir.

Estoy pensando en ti
que vistiendo sólo unos pocos nombres
eres tanto
tantas veces para mí.

Estoy pensando en ti,
Amiga mía.

(S_gg)
(De todo corazón a esas personas que por se como son,
me lo han robado)
(No menciono nombres porque ellos, aunque digo amiga en femenino, saben quienes son)

jueves, 18 de octubre de 2007

Mi vida, un musical


Todos mirando el escenario,
no ha pasado mucho tiempo
pero ya estoy preparada para salir,
volveré a ser la estrella que fui.

La música empieza a sonar,
parece que sale de mí;
al tiempo, los focos con su luz
indican el camino que he de seguir.

Y tú, sentado entre el público,
celoso de tu vida en blanco y negro,
intentas tocarme, pero no podrás,
ahora soy inalcanzable para ti.

Aunque no lo creas, sigo siendo la de siempre,
no he cambiado, has sido tú quien se ha alejado;
de los dos, el que abandonó la función
retirándose a un mundo bicolor.

Sola otra vez, piso el escenario con más fuerza,
vuelvo a bailar y mi mirada brilla con intensidad.
Me siento bien, es mi momento,
lejos ya de ti, he recuperado el movimiento.

Sí, mírame, me tuviste y elegiste perderme,
todo lo que por ti sentía quedó en fotografías.
La razón, mi amor, es que tú ansías el silencio
y mi vida es un musical.

(s_gg)

(Hace más de un año que escribí este texto.
A veces, como hoy, vuelvo a leerlo porque
me recuerda a esos días que uno comienza
con una sonrisa imposible de disimular)

domingo, 7 de octubre de 2007

EL FINAL


El mismo local,
repetida oscuridad y sonoridad
que entre humo y luces de neón,
fantasean las facciones de un rostro
que le hace temblar y perder la noción.

Siente acelerarse sus latidos
al tiempo que
sometido por una fuerza atractiva
se aproxima hacia ella,
necesita comprobar su identidad.

La expectación
se anuda a sus músculos,
sus movimientos parecen bloqueados,
le cuesta respirar.

Vuela la imaginación
y contempla desde la altura
la distancia entre los dos,
un río de lava
que acompasa su movimiento
con el ritmo reinante cada momento.

Dos metros.

Vuelven los recuerdos
y algo de dolor nace muy adentro.

Un metro.

Gotas de sudor recorren su espalda.
Suspira al tiempo que mueve la cabeza,
intenta valorar su situación,
pero el pasado baila ahora en su interior.

Ella saliendo de la habitación, la última vez.
No puede hacer nada.
Su melena danzando ante él.
Risas en la cama, olor suave a jabón.
Movimientos de cadera.
Fuerte tentación
que siempre acababa en pasión.
Los acordes perforan su razón.

Un abismo.

Cambio de tempo,
confabulación de la música con la ocasión.
Ella comienza a girar, todo va a acabar.
El corazón a punto de estallar.
¿Sueño o realidad?

Sueño y realidad,
imposibles de separar,
ambos necesarios para trazar el final,
ese que no llega,
que deja de ocurrir antes de existir,
y en cuya ausencia
se sustenta el presente.

El final,
la vida antes de empezar,
cuando la acción
hace tiempo ya que comenzó.

La vida,
una música que no deja de sonar.

(S_gg)
(de fondo, Rihanna - Don´t stop the music)

Ritmos renovados


Con ritmos renovados
e intensidad aumentada,
vuelve a sonar
aquella canción
que en otros tiempos,
sólo por algunos momentos,
me hizo vibrar.

Su letra es diferente,
también mi intención;
ahora sólo deseo bailar,
dejarme llevar
improvisar una coreografía
que llevándome entre luces y sombras,
seducida por el contraste de ellas,
me permita realizar
las oportunidades que aguardan en mí.

(S_gg)